Aplicaciones especiales

Cada entorno presenta sus propios desafíos climáticos. Garantizar una buena — y sobre todo segura — calidad del aire en los estacionamientos, crear condiciones de vida saludables para los animales en los graneros o lograr el ambiente ideal para el crecimiento de las plantas en los invernaderos: ¡los climas específicos requieren un enfoque dirigido! En esta sección de “Aplicaciones especiales”, destacamos soluciones adaptadas a condiciones climáticas únicas, pero comunes.

Estacionamientos

Los estacionamientos subterráneos representan un desafío particular para los sistemas de ventilación. Estos estacionamientos son espacios cerrados con techos típicamente bajos donde los gases tóxicos de escape de los vehículos pueden acumularse rápidamente, lo que representa serios riesgos para la salud. Para proteger tanto a los usuarios del garaje como a los ocupantes del edificio, es crucial un monitoreo continuo. Los sistemas de ventilación inteligentes utilizan sensores de CO y CO2 para detectar la mala calidad del aire y activar la ventilación antes de que las concentraciones alcancen niveles peligrosos.

Gases de garaje

En general, los coches con motores de combustión emiten principalmente dióxido de carbono (CO2) y monóxido de carbono (CO) como gases de escape. La cantidad relativa de cada gas puede variar dependiendo de varios factores, incluyendo el tipo de combustible, la eficiencia del motor y las condiciones de conducción. Normalmente, la emisión de CO2 es mucho mayor que la emisión de CO. Esto se debe a que el CO2 es un subproducto de la combustión completa de combustibles hidrocarburos como la gasolina o el diésel, mientras que el CO se produce cuando ocurre una combustión incompleta.

El gas licuado de petróleo o LPG (Gas Licuado de Petróleo) se utiliza comúnmente como combustible para vehículos y como fuente de calefacción. En los estacionamientos subterráneos, existe el riesgo de fugas provenientes de los vehículos o de los propios sistemas de almacenamiento. El LPG es altamente inflamable y, en el espacio confinado de un estacionamiento subterráneo, cualquier fuga puede representar un peligro significativo de incendio. Por ello, no se permite la entrada de vehículos con tanque de LPG en todos los estacionamientos. La medición de los niveles de LPG ayuda a detectar cualquier fuga de manera rápida y permite monitorear concentraciones potencialmente peligrosas.

Dióxido de carbono (CO2)

El dióxido de carbono (CO2) es un gas de efecto invernadero que se produce de forma natural y es — en pequeñas cantidades — esencial para la vida en la Tierra. Sin embargo, en espacios cerrados, los niveles de CO2 pueden aumentar debido a una combinación de aire exterior, la respiración humana y una ventilación insuficiente. Niveles moderados a altos de CO2 pueden causar dolores de cabeza, disminución de la concentración y fatiga. A concentraciones más elevadas, los síntomas pueden incluir náuseas, mareos y vómitos. En casos extremos, puede ocurrir pérdida de conciencia. Los niveles interiores de CO2 entre 400 y 1000 ppm se consideran aceptables. Valores por encima de 1000 ppm indican una mala ventilación y es necesario suministrar aire fresco para eliminar el exceso de CO2.

Tabla - rangos típicos de CO2

En presencia de oxígeno suficiente, los principales subproductos durante la combustión del combustible en un motor son CO2 y vapor de agua (H2O). En consecuencia, la cantidad de CO2 liberada durante la combustión es generalmente mayor que la cantidad de monóxido de carbono (CO). Los motores modernos están diseñados para optimizar el proceso de combustión para producir la mayor cantidad posible de CO2 mediante una combustión completa, minimizando al mismo tiempo la producción de monóxido de carbono (CO) y otras emisiones nocivas.

Monóxido de carbono (CO), el asesino silencioso

El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro e inodoro, altamente venenoso y a menudo conocido como el asesino silencioso. Es emitido por los motores de los vehículos junto con CO2. El monóxido de carbono se produce cuando las reacciones de combustión no se completan totalmente, debido a un suministro insuficiente de oxígeno, combustión ineficiente o mal funcionamiento del motor.

Cuando las moléculas de CO se liberan al aire libre, típicamente reaccionan con el oxígeno para formar CO2, siguiendo la reacción:
2 CO + O2 → 2 CO2
De esta manera, en entornos exteriores, el CO se dispersa rápidamente y su concentración disminuye a niveles más seguros. Sin embargo, en espacios cerrados o con poca ventilación, como los estacionamientos subterráneos, el CO puede acumularse si los vehículos u otras fuentes continúan emitiéndolo. Sin un flujo de aire adecuado, el CO puede acumularse a niveles peligrosos en los estacionamientos. Además, el CO tiende a elevarse y puede filtrarse en los niveles superiores de los edificios, exponiendo potencialmente a los residentes y trabajadores de oficinas a concentraciones dañinas con el tiempo.

Síntomas de intoxicación por monóxido de carbono

Es importante destacar que el CO es un contaminante mucho más potente en términos de efectos inmediatos sobre la salud, ya que interfiere con la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno. Respirar CO es perjudicial porque se une a los glóbulos rojos, impidiéndoles transportar oxígeno. Esto puede causar síntomas como dolores de cabeza, mareos, náuseas, somnolencia, problemas de visión, dificultad para respirar y dolor en el pecho o el estómago. En altas concentraciones, la exposición al CO puede poner en peligro la vida.
Para reducir los niveles de CO en espacios cerrados, se debe suministrar aire fresco para eliminar el gas. Por esta razón, muchas normativas locales requieren sensores de CO en estacionamientos para monitorear la calidad del aire y activar la ventilación cuando sea necesario.

¿Dónde instalar los sensores de CO?

Al instalar sensores de CO en espacios cerrados como estacionamientos subterráneos, la correcta ubicación es clave para una detección precisa y la seguridad de los ocupantes.
A diferencia del gas licuado de petróleo (LPG), que es más pesado que el aire y tiende a asentarse cerca del suelo, el CO tiene una densidad similar al aire y se dispersa uniformemente por todo el espacio. Por esta razón, los sensores de CO suelen montarse a la altura de la respiración — aproximadamente entre 1,2 y 1,8 metros sobre el suelo — donde las personas tienen más probabilidades de inhalar el gas.

Para garantizar una monitorización efectiva, es importante comprender los patrones de flujo de aire dentro del estacionamiento. Los sensores deben colocarse en áreas propensas a la acumulación de CO, como lugares con poca ventilación o aire estancado. Evite instalar sensores cerca de paredes o en esquinas, detrás de pilares u objetos grandes, o en ubicaciones donde el flujo de aire hacia el sensor pueda estar obstruido. Esto puede provocar lecturas inexactas y retrasar la detección.

Además, siempre consulte los códigos y regulaciones locales de construcción, ya que pueden incluir requisitos específicos para la colocación de sensores de CO en instalaciones de estacionamiento. El cumplimiento no solo es crucial para la seguridad, sino también para cumplir con las normas legales y evitar posibles sanciones.

Ventilación de estacionamientos basada en CO2

El control de un sistema de ventilación en estacionamientos puede realizarse de manera mucho más eficiente basándose en las mediciones de CO2. Cuando los vehículos con motores de combustión están en funcionamiento, los sensores de CO2 serán los primeros en detectar la mala calidad del aire, mucho antes de que los sensores de CO noten valores elevados.
En situaciones donde la combustión no es eficiente o hay una proporción aire-combustible inadecuada, se pueden generar niveles más altos de CO junto con otros contaminantes. Sin embargo, cuando el CO se mezcla con el aire en un estacionamiento subterráneo, inicialmente aumentará aún más las concentraciones de CO2.

En conclusión, los sensores de CO2 son esenciales para monitorear la calidad del aire y garantizar un buen ambiente en los estacionamientos subterráneos. Los sistemas de ventilación pueden controlarse automáticamente basándose en lecturas en tiempo real de CO2 para suministrar aire fresco de manera eficiente y eliminar gases nocivos.

Clima del establo

Un clima óptimo en el establo es esencial en la ganadería moderna para la salud, el bienestar, el comportamiento y la productividad de los animales. Además, desempeña un papel importante en la seguridad y comodidad del agricultor y en la protección del medio ambiente. El control climático en los establos implica varios aspectos, incluyendo la ventilación, la calefacción y la iluminación. El uso de ventiladores y calentadores, sin embargo, conlleva costos considerables relacionados con la energía, la inversión y el mantenimiento. Además, el control climático está asociado con preocupaciones ambientales, como las emisiones de amoníaco y olores, así como la emisión de gases de efecto invernadero.

¿Por qué ventilar?

El propósito de la ventilación es renovar el aire en el establo. Idealmente, la composición del aire dentro del establo debería acercarse a la del aire exterior. Sin embargo, en la práctica, esto es imposible de lograr debido a la producción continua de gases del establo, humedad y calor.

La ventilación ayuda a eliminar los gases y la humedad excesiva del establo, prevenir el sobrecalentamiento, mientras suministra continuamente aire fresco y oxígeno al establo. Una ventilación óptima garantiza una temperatura adecuada y una buena calidad del aire a nivel de los animales. Se deben evitar las corrientes de aire o movimientos de aire demasiado rápidos a nivel de los animales.

Imagen interior de oficina

Antes que nada, hagamos una distinción entre el macroclima y el microclima. El microclima se refiere al clima a nivel de los animales. Sin embargo, la ventilación generalmente se controla en función de la temperatura ambiental, usando un sensor que mide la temperatura del macroclima en lugar de la temperatura del microclima.

Por lo tanto, la colocación de los sensores es un aspecto importante para un buen control climático. Idealmente, los sensores deberían reflejar el microclima de los animales.

Parámetros del clima del establo

Temperatura

La temperatura es un parámetro crucial del clima del establo. La ventilación tiene como objetivo mantener la temperatura ambiental dentro de la zona termoneutral — o preferiblemente — dentro de la zona de confort de los animales.

La zona termoneutral es el rango de temperatura ambiental dentro del cual un animal puede mantener una temperatura corporal constante. Sin embargo, un buen clima en el establo mantiene la temperatura ambiental dentro de la zona de confort de los animales. Esta es la gama más estrecha dentro de la cual no se requieren ajustes conductuales como temblores (para producir calor extra), jadeo (para liberar calor) o cambios en el comportamiento al acostarse para mantener la temperatura corporal. Fuera de la zona termoneutral, es posible la pérdida de productividad debido al aumento de la producción de calor y/o la reducción en la ingesta de alimento como resultado del estrés por calor o frío. Para deshacerse del calor excesivo, los animales dependen de la evaporación de la humedad, que también depende de la humedad y la velocidad del aire.

La zona termoneutral y la zona de confort no son valores fijos, sino que varían y dependen de varios factores:

  • Especie animal
  • Edad y peso
  • Ingesta de alimento
  • Clima

Tenga en cuenta que lo que importa principalmente es la temperatura percibida. Esta también está influenciada por otros parámetros climáticos, como la humedad relativa y la velocidad del aire, así como por las condiciones de alojamiento.

Humedad

La humedad se expresa como humedad relativa (HR). Es el grado en que el aire está saturado de agua (vapor) a una temperatura específica. Cuanto mayor es la temperatura, más humedad puede contener el aire. La humedad relativa depende de varios factores, como las condiciones exteriores, la temperatura del establo, la respiración y la transpiración de los animales. Además, la excreción (calidad del estiércol), la ingesta de agua y cualquier derrame de agua también juegan un papel importante.

 Gallinas ponedoras con línea de producción multinivel.

Tanto una HR alta como una baja son perjudiciales. Con una humedad relativa baja, se necesitará una temperatura del establo más alta para que los animales tengan la misma "sensación de calor". Además, una HR baja irrita las vías respiratorias y provoca afecciones respiratorias. Por otro lado, una HR alta provoca condensación y un aumento de la presión de infección, lo que es perjudicial tanto para el equipo del establo como para los animales.

En los establos, una humedad relativa alta es mucho más común que una baja humedad relativa. Para los cerdos, este valor debe oscilar entre 50 y 80 %.

Velocidad del aire

Un flujo de aire adecuado garantiza un ambiente confortable para los animales, previene el estrés por calor y mantiene una buena calidad del aire. Sin embargo, debe regularse con precisión, ya que una sobreventilación desperdicia energía y puede crear corrientes de aire innecesarias. La velocidad del aire es uno de los elementos clave en el control climático y desempeña un papel importante en la sensación térmica. Tanto el movimiento de aire insuficiente como el excesivo pueden provocar problemas como el estrés por calor o corrientes de aire, que es una combinación de alta velocidad del aire y bajas temperaturas. Con una alta velocidad del aire, los animales pierden más calor al ambiente y perciben un mayor movimiento de aire como frío.

El objetivo de la ventilación máxima es eliminar el exceso de calor y asegurar que la temperatura del establo no se eleve demasiado por encima de la temperatura objetivo. También previene que corrientes de aire no deseadas, o corrientes, afecten a los animales.

Gases del establo

Los gases del establo son gases que se encuentran comúnmente en el aire dentro de los establos de ganado, generados por los animales, el estiércol, el alimento y la descomposición microbiana de materia orgánica. Estos gases pueden afectar la salud de los animales, la seguridad de los trabajadores y el medio ambiente si no se gestionan adecuadamente mediante la ventilación.

  • CO2 (dióxido de carbono) es un gas incoloro e inodoro que ocurre de manera natural en concentraciones de ± 400 ppm. En concentraciones normales, el CO2 no es dañino para humanos ni animales. A través de la respiración de los animales, se libera una cantidad significativa de CO2 en el establo. Además, dependiendo del sistema de calefacción, también puede haber una cantidad relativamente grande de CO2 proveniente de la combustión de combustible.
    El CO2 es un buen indicador de los niveles de ventilación y puede usarse como medida para la calidad del aire y la ventilación mínima establecida. En los establos, por ley se requiere que la concentración de CO2 se mantenga por debajo de 3000 ppm.
  • NH3 (amoníaco) es un gas nocivo, de olor fuerte e irritante que se forma en la orina y el estiércol de los animales a partir de la conversión del nitrógeno no digerido. La nariz humana detecta NH3 a partir de aproximadamente 10 ppm. A concentraciones de 20 a 25 ppm, el NH3 puede ser perjudicial tanto para humanos como para animales.
    La concentración de NH3 se utiliza frecuentemente como medida del clima del establo y el bienestar animal. Altos niveles de NH3 pueden indicar ventilación insuficiente, ventilación deficiente del foso o suciedad excesiva en los corrales, y promover comportamientos indeseables, como mordeduras de cola y orejas.
    La concentración de NH3 debe ser inferior a 20 ppm. Es todo un desafío encontrar el equilibrio adecuado entre limitar los niveles de NH3 y prevenir las corrientes de aire.
    Desde 2003, los sistemas para reducir las emisiones de amoníaco en establos son obligatorios para establos nuevos o renovados de cerdos y aves de corral. Se esperan medidas adicionales en el futuro.
  • H2S (sulfuro de hidrógeno) es un gas muy tóxico que se forma durante la descomposición anaeróbica del estiércol. Tiene un umbral de olor bajo de 0,005 a 0,13 ppm y el olor característico a huevos podridos. A concentraciones superiores a 100 ppm, el órgano olfativo queda paralizado y el olor ya no es reconocible por los humanos, por lo que el peligro deja de ser detectable. Concentraciones superiores a 1000 ppm pueden ser fatales, causando la muerte en segundos.

    El H2S puede liberarse durante el bombeo, mezcla o drenaje del estiércol. El límite legal para H2S en un entorno laboral durante 8 horas es de 5 ppm en Bélgica y solo 1,6 ppm en los Países Bajos.

  • CO (monóxido de carbono) es un gas muy peligroso que se produce por la combustión incompleta. El CO puede formarse en el sistema de calefacción (por ejemplo, un quemador de petróleo mal ajustado) cuando hay oxígeno insuficiente. Al unirse a la hemoglobina en la sangre, se bloquea el transporte de oxígeno. El CO es letal incluso a bajas concentraciones de 50 ppm. El CO tiende a acumularse cerca del pozo de estiércol, menos a la altura de los animales.
  • CH4 (metano) es un gas natural muy inflamable que se forma en el estiércol. Cuando se acumula en el pozo, crea un riesgo de incendio y explosión. Una ventilación adecuada previene la acumulación de este gas. A través de la ventilación del pozo — aire fresco entrante que cae por las ranuras de la rejilla y vuelve a subir en el pozo de estiércol — estos gases pueden alcanzar el nivel de los animales.
  • HCN (cianuro de hidrógeno) es el gas más dañino de todos los gases del establo. Se forma en el pozo a partir de cianuros que ocurren naturalmente en las plantas. HCN se une a la hemoglobina en la sangre, causando deficiencia de oxígeno.

    La exposición aguda puede provocar debilidad general, dolores de cabeza, confusión, mareos, fatiga, pánico, dificultad para respirar, náuseas y vómitos. Debido a la dificultad para respirar, puede ocurrir pérdida de conciencia, lo que puede llevar a la muerte.

CH4, NH3 y HCN son más ligeros que el aire y por lo tanto escapan relativamente fácil de los pozos de estiércol. En contraste, CO2 y H2S son más pesados que el aire y por ello no escapan tan fácilmente de los pozos de estiércol y tienden a 'permanecer' más en ellos.

Polvo

El polvo está siempre presente en los establos para cerdos y aves de corral. Generalmente es de origen orgánico, proveniente de plumas, escamas de piel, alimento, heces, cama,… y transporta bacterias y virus.
La concentración de polvo y el tamaño de las partículas de polvo determinan su nivel de daño: cuanto más pequeñas son las partículas, más dañinas son tanto para humanos como para animales. Especialmente las partículas menores de 10 µm son las más perjudiciales; penetran profundamente en los pulmones causando enfermedades respiratorias graves. Se recomienda usar una mascarilla para el polvo en el establo.
La concentración de polvo en el establo debe ser inferior a 2,4 mg/m³, con concentraciones que en la práctica varían entre 1 y 10 mg/m³.

Luz

La luz es esencial para el bienestar, la salud, la productividad y el cumplimiento legal de los animales. Debe adaptarse a la especie, la edad y el comportamiento de los animales para asegurar condiciones de vida óptimas.
La intensidad de la luz influye en la producción de hormonas y, en consecuencia, también en el comportamiento alimentario, las tasas de crecimiento, la producción de huevos y los niveles de actividad. Los animales tienen preferencias naturales por ciertos niveles de luz y necesitan suficiente luz para ver su entorno, a sus compañeros de corral y el alimento y el agua. Demasiada luz, por otro lado, puede aumentar el estrés. Las regulaciones exigen intensidades mínimas de luz y periodos de luz, y los edificios recientes deben incluir aberturas para luz natural. La intensidad de la luz puede medirse con un luxómetro.

Sensores en el establo

Un establo está lejos de ser un entorno ideal para los sensores. El polvo, la humedad y el amoníaco pueden ser muy dañinos para un sensor que no esté adecuadamente protegido. Por lo tanto, se requiere una clasificación IP de al menos IP56 – resistente a salpicaduras y hermético al polvo.

Generalmente, se recomienda retirar los sensores durante una limpieza profunda del establo. La facilidad con la que se puede quitar y volver a instalar el sensor puede jugar un papel importante en la selección del sensor. Un buen sistema debe asegurar que todas las conexiones abiertas puedan ser protegidas con tapas o tapones de rosca después de retirar el sensor.

Invernadero

Los invernaderos desempeñan un papel vital en la agricultura moderna, permitiendo el cultivo durante todo el año al crear un ambiente protegido y controlado para el crecimiento de las plantas. Uno de los aspectos más críticos de la gestión de invernaderos es el control climático. Mantener la temperatura, humedad y composición del aire adecuadas influye directamente en la calidad de los cultivos, las tasas de crecimiento y el rendimiento general.

¿Qué es un invernadero?

Un invernadero es una estructura generalmente hecha de materiales transparentes como vidrio o plástico, diseñada para crear un ambiente controlado para el cultivo de plantas. Permite que la luz solar entre y caliente el aire y el suelo en su interior, mientras protege las plantas de plagas, viento, lluvia y temperaturas extremas del exterior.

Plantaciones verdes vistas a través del techo transparente.

El propósito principal de un invernadero es extender la temporada de cultivo y proporcionar condiciones óptimas y estables para el crecimiento de las plantas controlando la temperatura, la humedad, la luz y los niveles de CO2. Se pueden añadir sistemas de sombreado y calefacción o enfriamiento para mantener un clima estable.
Los invernaderos se utilizan ampliamente en la horticultura y la agricultura para cultivar verduras, flores, frutas y plantas ornamentales de manera más eficiente y con mayores rendimientos, independientemente de las condiciones climáticas exteriores.

Ventilación en invernaderos: natural o controlada

La ventilación es esencial en los invernaderos para crear un ambiente saludable y productivo para las plantas. Regula la temperatura, la humedad y los niveles de CO2, previniendo problemas como el sobrecalentamiento, el moho, las enfermedades o la humedad excesiva. La ventilación en invernaderos puede lograrse mediante sistemas naturales o controlados.

La ventilación natural se basa en ventilas en el techo, laterales y rejillas para permitir que el aire caliente suba y escape mientras que el aire más frío entra pasivamente. Este enfoque pasivo es simple y eficiente en términos de energía, pero puede no ser suficiente bajo condiciones climáticas extremas o en invernaderos más grandes.

La ventilación controlada utiliza ventiladores, sensores, sistemas de circulación y controles automatizados para gestionar activamente el flujo de aire, la temperatura, la humedad y los niveles de CO2. Los ventiladores de extracción eliminan el aire caliente y estancado, mientras que los ventiladores de circulación distribuyen el aire de manera uniforme para evitar la acumulación desigual de calor o humedad. Los sistemas de control modernos pueden operar automáticamente ventiladores, ventanas o compuertas basándose en parámetros establecidos, asegurando condiciones estables durante todo el año que favorecen mayores rendimientos y cultivos más saludables. Aunque requiere más inversión y energía que la ventilación natural, ofrece mayor precisión, fiabilidad y adaptabilidad.

Parámetros climáticos del invernadero

Mantener el clima adecuado en un invernadero depende de monitorear y controlar de cerca varios parámetros clave:

Temperatura

Mantener la temperatura adecuada es crucial para el metabolismo y crecimiento de las plantas, incluyendo su salud general, floración y fructificación. El rango ideal varía según el cultivo, pero generalmente se sitúa entre 18–30 °C.
La temperatura se controla mediante sistemas de calefacción, enfriamiento, sombreado y ventilación, que previenen el sobrecalentamiento durante el día y el enfriamiento excesivo por la noche.

Humedad relativa

Los niveles de humedad en un invernadero afectan la transpiración de las plantas (pérdida de agua a través de las hojas), la susceptibilidad a enfermedades y la vitalidad general. Una humedad demasiado alta puede causar enfermedades fúngicas, mientras que una demasiado baja puede generar estrés en las plantas. La humedad óptima suele oscilar entre 50–80%, dependiendo del tipo de planta y la etapa de crecimiento. La humedad se controla mediante sistemas de nebulización, deshumidificadores y ventilación, que eliminan el exceso de humedad y mantienen las condiciones dentro del rango óptimo.

Dióxido de carbono

Los niveles adecuados de CO2 son esenciales para la fotosíntesis y la producción de biomasa. En los establos, el CO2 debe intercambiarse con aire fresco para mantener las concentraciones lo más bajas posible, tanto por la seguridad de los animales como de los humanos. En los invernaderos, en cambio, se debe suministrar CO2 para apoyar el desarrollo de las plantas. Las plantas funcionan de manera óptima cuando los niveles de CO2 se mantienen entre 400 y 1000 ppm.
Los sensores Sentera pueden medir concentraciones de hasta 10 000 ppm. Los sistemas de enriquecimiento y el flujo constante de aire ayudan a proporcionar las concentraciones adecuadas de CO2 para optimizar las condiciones de crecimiento.

Luz

La luz es la fuente de energía para la fotosíntesis, que impulsa el crecimiento de las plantas. Tanto la cantidad (intensidad) como el tipo (espectro) de luz son importantes. La mayoría de los cultivos necesitan entre 12 y 16 horas de luz diaria. Los cultivos como los champiñones, por otro lado, prefieren niveles bajos de luz.
El monitoreo de la luz ambiental y el uso de luces de crecimiento y telas de sombra aseguran una exposición óptima.

Humedad del suelo

Las raíces necesitan tanto agua como nutrientes para favorecer el crecimiento, por lo que mantener la humedad adecuada del suelo es fundamental. Si el suelo está demasiado seco, la capacidad de las plantas para absorber nutrientes se ve limitada, lo que frena su crecimiento. Sin embargo, si el suelo está demasiado húmedo, se convierte en un ambiente propicio para bacterias y hongos dañinos.
Los sensores de suelo y los sistemas de riego ayudan a mantener el equilibrio adecuado, evitando el estrés por sequía y el exceso de riego, al tiempo que favorecen una función saludable de las raíces.

Tabla resumen

Parámetro Impacto Control
Temperatura Metabolismo y crecimiento Calefacción, refrigeración, sombreado, ventilación
Humedad Transpiración y enfermedades Nebulización, deshumidificadores, ventilación
Niveles de CO2 Fotosíntesis y producción de biomasa Sistemas de enriquecimiento, flujo de aire
Luz Fotosíntesis Luces de cultivo, mallas de sombreo
Humedad del suelo Función de las raíces y absorción de nutrientes Riego, sensores de suelo

Gestión del flujo de aire

La ventilación elimina el exceso de calor, regula la humedad y suministra CO2 fresco para la fotosíntesis. También ayuda a prevenir enfermedades en las plantas al favorecer la circulación del aire. Una distribución adecuada del aire dentro del invernadero es esencial para garantizar que todas las plantas experimenten las mismas condiciones ambientales. Los ventiladores de circulación y los sistemas de aire forzado ayudan a equilibrar la temperatura y la humedad, evitan el estancamiento y favorecen un clima óptimo.

Sensores y controladores Sentera para la agricultura y la horticultura

Supervisar y mantener las condiciones ambientales es fundamental para optimizar las estrategias de ventilación en la agricultura y la horticultura. Sentera ofrece sensores avanzados que miden CO2, humedad del suelo, humedad ambiental, luz y temperatura. Estos sensores pueden controlar directamente ventiladores, ventilaciones o sistemas de riego, prevenir el riego excesivo y registrar continuamente datos ambientales.

Los sensores Sentera están específicamente optimizados para aplicaciones agrícolas y hortícolas. Sus rangos de medición son amplios, lo que los hace adecuados para diversos usos, y su electrónica está tratada con un recubrimiento especial para mejorar la resistencia a la corrosión.

Con conectividad Modbus y SenteraWeb, tanto instalaciones agrícolas pequeñas como a gran escala pueden integrar control inteligente, monitoreo remoto, alarmas y mantenimiento preventivo. Las redes Modbus pueden tener una longitud de hasta 1000 metros y gestionar hasta 247 dispositivos, con la opción de extenderse aún más utilizando repetidores. Esto permite una ventilación basada en la demanda e integración sin problemas en un sistema integral de gestión de invernaderos.

SenteraWeb mejora aún más el valor de los sensores Sentera al permitir un registro detallado de datos y alertas automáticas cuando los parámetros se encuentran fuera de los niveles deseados.

En conclusión, el monitoreo inteligente, combinado con la ventilación natural y controlada, permite que los invernaderos mantengan condiciones óptimas de crecimiento, aumenten la productividad y operen de manera eficiente y sostenible.