En el sector de HVAC, aparecieron nuevas tendencias: la CAI óptima se está convirtiendo en una prioridad mientras se ofrece de manera sostenible. Después de dos años muy difíciles durante los cuales el COVID-19 afectó seriamente casi todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, es de gran importancia, que el entorno al que regresamos sea lo más posible seguro y cómodo. La tendencia hacia una ventilación más natural y monitorizada también implica sistemas con un menor impacto, menor emisión y menor consumo de energía.
El dióxido de carbono o CO2 es un gas de efecto invernadero, que es natural e inofensivo en pequeñas cantidades. Es necesario para la supervivencia de la vida en la tierra. El CO2 no es solo el resultado de la quema de combustibles fósiles. Las concentraciones de dióxido de carbono en ambientes interiores son el resultado de una combinación de CO2 exterior, respiración interior y la tasa de ventilación del edificio. A medida que los edificios y las viviendas se vuelven más eficientes energéticamente y, por lo tanto, herméticos, esto significa que tenemos menos aire fresco, que entra naturalmente en el edificio. Muchos de los sistemas de ventilación actuales reciclan el aire para conservar energía, empujando así el aire contaminado de vuelta al edificio en lugar de reciclar aire fresco nuevo. Esto da como resultado altas concentraciones de CO2 y una mala calidad del aire interior. El flujo de aire debe ser monitoreado para asegurar que se suministre aire fresco a su debido tiempo.
Los niveles moderados a altos de dióxido de carbono pueden causar dolores de cabeza, concentración reducida y fatiga, mientras que las concentraciones más altas pueden incluso producir náuseas, mareos y vómitos. Pudiendo ocurrir asimismo pérdida de conciencia cuando el dióxido de carbono alcance niveles extremadamente altos. Para prevenir o reducir las altas concentraciones de dióxido de carbono en un edificio o habitación, a los mismos se debe suministrar aire fresco.
Los niveles de CO2 en ambientes interiores cambian constantemente, dependiendo de la ventilación, la cantidad de personas y el tiempo que están presentes en un espacio cerrado. Los niveles interiores de CO2 entre 400-1.000 ppm son aceptables. Cuando los valores superen este rango, deberán adoptarse medidas adicionales. Esto se puede hacer reemplazando regularmente los filtros de aire en los sistemas de ventilación e instalando un sensor de CO2 para generar una alerta cuando es preciso entrar aire fresco en el espacio cerrado.
Los sensores de CO2 están disponibles en diferentes categorías de precios, tamaños, tipos, etc. Pero, ¿cómo seleccionar el sensor de CO2 más adecuado para su sistema de ventilación? Compruebe si es de alta calidad y es adecuado para funcionar en la instalación correspondiente. También preste atención al error o deriva de medición, el rango, el método de calibración, los indicadores LED y la posibilidad de registro de datos.
Es muy recomendable el uso de un sensor, que detecte CO2 basado en el principio NDIR. Los beneficios de los sensores infrarrojos de NDIR o no dispersivos es su larga vida útil, la interferencia mínima de otros gases, su bajo costo del ciclo de vida y su funcionamiento preciso y estable a largo plazo.
Todos los sensores de Sentera CO2 se basan en este principio y utilizan el algoritmo de autocalibración ABC. La teoría detrás de la autocalibración ABC es que para el uso de CAI, en algún momento cada día una habitación está desocupada y el nivel de CO2 caerá a condiciones ambientales exteriores de 400 ppm. Con este principio no tiene que recalibrar el sensor después de la instalación o en el transcurso del tiempo.